A todos nos encanta recibir halagos o palabras de aliento. ¡Claro que no hay nada de malo en eso! Pero debemos estar alerta cuando empezamos a buscar solo estas palabras halagadoras.

Todos sabemos que el orgullo es un defecto desagradable (incluso un pecado) y, en aras de la humildad, a veces rechazamos los elogios. ¿Dónde está la línea entre estar orgulloso de un logro y tener orgullo?

Trabajamos duro y oramos para tener éxito en nuestros proyectos. Así que nos decepcionamos bastante, incluso nos derrumbamos, cuando el resultado no es el que esperábamos. Sin embargo, el fracaso también puede ser beneficioso.

“¡Oh! ¡Sus palabras son escandalosas! ¡Su inacción realmente me lastimó! ” Algunas personas son muy sensibles y reaccionan fuertemente a todo tipo de interacciones. Pero ojo, detrás del sentimiento de estar ofendido a veces se esconde el orgullo.

En un mundo muy egocéntrico, la empatía es una cualidad que se está perdiendo. Sin embargo, Jesús nos enseñó muchas veces a adoptar esta actitud. Y para alguien soltero, practicar la empatía ahora puede asegurar el éxito de un futuro matrimonio.