El pecado sexual, al igual que la pornografía, es una lucha para muchos cristianos. A pesar de las promesas de libertad en Cristo, las personas a menudo enfrentan obstáculos significativos que les impiden buscar ayuda.
Para obtener liberación del pecado sexual, es importante primero examinar honestamente las razones por las que no buscamos la ayuda que realmente necesitamos.
Vergüenza y Miedo al Juicio La vergüenza a menudo lleva a las personas a ocultar su pecado en lugar de revelarlo. El miedo a ser juzgado o rechazado por otros, incluso dentro de la iglesia, puede ser abrumador. Este obstáculo está profundamente arraigado en una mala interpretación de la gracia de Dios y el poder transformador del evangelio (1 Juan 1:9, Romanos 8:1). La Palabra de Dios nos asegura que la confesión conduce al perdón y la limpieza, no a la condenación. Cuando tememos el juicio ajeno, debemos recordar que el veredicto de Dios en Cristo es inapelable: perdonado y amado.
Orgullo y Autosuficiencia Muchas personas dudan en pedir ayuda porque creen que pueden superar sus dificultades solas. El orgullo les dice que admitir la debilidad es señal de fracaso, y la autosuficiencia les convence de que no necesitan a otros para vencer el pecado. La Biblia llama repetidamente a los creyentes a humillarse y buscar la comunidad para recibir empoderamiento y aliento (Santiago 4:6, Gálatas 6:2). El orgullo aísla, pero la humildad invita a la gracia de Dios y al apoyo de su pueblo. “Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; teme al Señor y apártate del mal. Él será la medicina de tu cuerpo; ¡infundirá alivio a tus huesos!” (Proverbios 3:5-8 RVC).
Falta de fe en el poder transformador de Dios Para muchos, los repetidos fracasos en la lucha contra el pecado sexual los llevan a la desesperación. Empiezan a creer que el cambio es imposible, dudando de la capacidad de Dios para liberarlos del ciclo del pecado. Esta falta de fe disminuye su disposición a buscar ayuda porque ven su situación desesperada. El evangelio promete no solo perdón, sino también transformación (Romanos 6:14). La santificación es un proceso que dura toda la vida, y Dios es fiel para completar la obra que comenzó en su pueblo (Filipenses 1:6).
Pasos prácticos para superar estos obstáculos
Confiesa y cree en el Evangelio: Medita en las verdades de la gracia y el perdón de Dios. La confesión no se trata de ganarse el favor de Dios, sino de recibir la libertad que Él ofrece en Cristo.
Busca rendición de cuentas en la iglesia: Rodéate de creyentes maduros que te animen, oren por ti y te ayuden a rendir cuentas con amor.
Confía en la fidelidad de Dios: Confía en sus promesas de santificación y apoyo. El cambio es posible gracias a la victoria de Cristo sobre el pecado. Si luchas con el pecado sexual, no permitas que la vergüenza, el orgullo o la desesperación te impidan buscar ayuda. Jesús te invita a acudir a él tal como eres: “Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar” (Mateo 11:28 RVC). La iglesia no es una reunión de personas perfectas, sino una familia de pecadores redimidos que caminan juntos hacia Cristo. Expone tu lucha a la luz, confía en la gracia transformadora de Dios y entra en la libertad que él ha ganado para ti.
© 2025 Biblical Living Center. Publicado originalmente en el sitio web de BLC en inglés como “Breaking the Barriers: Overcoming Obstacles to Seeking Help for Sexual Sin” por Brian Alton. Resumen, traducido y publicado con permiso.