A todos nos encanta recibir halagos o palabras de aliento. ¡Claro que no hay nada de malo en eso! Pero debemos estar alerta cuando empezamos a buscar solo estas palabras halagadoras.

Es cierto que la vida puede ser complicada y difícil. A veces, lo único que nos anima a seguir adelante es una palabra amable. De hecho, esto es lo que dicen varios versículos de Proverbios, como el del capítulo 16: “Las palabras amables son un panal de miel; endulzan el alma y sanan el cuerpo” (Proverbios 16:24 RVC). Incluso en el Nuevo Testamento, se anima a los cristianos a animarse unos a otros. “Por lo tanto, anímense y edifíquense unos a otros, como en efecto ya lo hacen” (1 Tesalonicenses 5:11 RVC).

Estas hermosas palabras son como postres deliciosos, frutas suculentas. Pero nuestra dieta no puede consistir solo en dulces; Sabemos que nuestro cuerpo necesita equilibrio y todo tipo de nutrientes. Y, a veces, estas buenas vitaminas y la energía que necesitamos para funcionar correctamente provienen de alimentos un poco menos agradables o más difíciles de masticar. Lo mismo ocurre con nuestro crecimiento en madurez. No solo podemos escuchar palabras aduladoras; también necesitamos corrección a veces. De hecho, Pablo le dice a Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16 RVC). La Palabra de Dios no solo está ahí para darnos consuelo espiritual, sino también para corregirnos o convencernos de andar en la dirección correcta.

Así que no seamos cristianos que solo buscan palabras aduladoras. “Porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que aun teniendo comezón de oír se amontonarán maestros conforme a sus propios malos deseos” (2 Timoteo 4:3 RVC). Cuidémonos de:

• las enseñanzas que no nos piden cambiar ni mejorar;
• Palabras que excusan nuestros fracasos en lugar de animarnos a asumir nuestra parte de responsabilidad;
• entretenimiento divertido que nos hace olvidar nuestras tareas esenciales;
• mensajes cariñosos que no nos piden ejercitar nuestra fe ni madurar.

Seamos también cuidadosos con lo que recibimos en redes sociales. Hay algoritmos que registran todo lo que nos gusta y nos devuelven solo lo que nos gusta oír. Adularnos es una de las mejores maneras de fidelizar a los clientes. Algunos influencers solo publican mensajes motivadores para solteros cristianos porque así aumentan su número de seguidores. No seamos ingenuos. Sí, Dios quiere lo mejor para nosotros, pero ese “mejor” suele venir de una transformación profunda de nuestro carácter. Estemos dispuestos a ser corregidos y a fortalecer nuestros músculos espirituales a través de la fe.